HONGOS SILVESTRES
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Los bosques de coníferas son característicos de regiones montañosas de climas templados y fríos, ocupando aproximadamente el 15% del territorio del país, correspondiendo la mayor parte a formaciones dominadas por la especie pinus o pinus-Quercus.
En el caso del Parque Nacional El Chico, su vegetación está conformada por bosques de coníferas y bosques de encino, representados principalmente por las especies de flora: Abies religiosa (Oyamel, pinabeto), Quercus laurina (Encino, encino jarrillo), Quercus rugosa (Encino), Arbutus glandulosa (Madroño), Arbutus xalapensis (Madroño), Taxus globosa (Romerillo, tejo mexicano), Pseudotsuga menziensii var. glauca (Pinabeto), Crupressus lusitánica var. benthamii (Cedro de San Juan) y Matorral de Juniperus montícola.
Esta abundancia de árboles genera suelos muy fértiles, donde los hongos tienen un hábitat idóneo para su proliferación. Árboles y hongos dependen unos de otros en cuanto a ciertos nutrientes, por ello, si se corta un árbol, los filamentos de muchas especies de hongos que crecen alrededor de sus raíces mueren; si entonces se siembra un árbol en el mismo lugar, no crecerá tan sano porque el suelo carece ahora de estos importantes hongos.
Cada año caen al suelo boscoso grandes cantidades de hojas, que una vez en el suelo pasan a formar parte de la cadena alimenticia de los llamados descomponedores. Los hongos son parte de esta cadena alimenticia junto a las bacterias e insectos que también viven en el suelo y que obtienen nutrientes de materiales orgánicos como hojas y animales en descomposición.